26.9.05

Asdfg y Qwert

Como aprendí mecanografía con método de repetición me cansé de teclear a ciegas folios y folios de combinaciones que empezaban con asdfg, ñlkjh, qwert, poiuy, y se iban complicando después y retorciendo en lecciones de habilidades sucesivas. A veces, para relajarme, descansaba y descansaba escribiendo a mi aire en la misma olivetti studio 44 relatillos en los que, según las necesidades narrativas o el dramatis personae, el personaje era Asdfg Qwert o los personajes eran Asdfg y Qwert, uno y bino, malo y bueno, alfa y omega, masculino, femenino, epiceno o ambiguo, nombres vacíos, sin referente e intercambiables. Siempre pensé que en aquellas aleaciones digitales había una onomástica universal, hasta que leí «Las cosmicómicas», de Italo Calvino, y me encontré con otros nombres azarosmente alfabéticos, virtualmente mecanográficos, y quedé privado del primer golpe literario de la invención, del que por nombrar primero nombra para siempre. Desde entonces Asdfg y Qwert quedaron condenados a cuadernos de anillas o libretas de aula (antecedentes de WordPad), forman parte sólo de mis notas, son los Juan y Pedro de la aritmética o la gramática, los P y los Q de mis silogismos, mi Cayo y mi Sempronio, en suma.

25.9.05

Ítem

Por lo demás, tampoco cabe extrañarse: abunda esa especie de sujetos que pretenden aunar la condición de «periodistas deportivos» (palabras claramente incompatibles) con la de forofos hinchas tifosi juliganes, los pobres.

F1

Telecinco debería prohibir a Antonio Lobato, locutor peripatético, utilizar la palabra «histórico» y pasear.

Gillette

«¿Por qué no te afeitas?», dijo Asdfg. «No hacen falta razones para no afeitarse», respondió Qwert.

24.9.05

Paralelismo

Las líneas paralelas nunca se juntan, se definía. Pero lo cierto es que nunca se separan, ni siquiera cuando se prolongan en épocas distantes. Cambian los tiempos, permancen las actitudes. Adjunto (a propósito de GG y d'Ors) prueba poética. Escribía Cristóbal de Castillejo (1492-1550):

Mas ellos [Garcilaso y Boscán], caso que estaban
sin favor y tan a solas,
contra todos se mostraban,
y claramente burlaban
de las coplas españolas,
canciones y villancicos,
romances y cosa tal,
arte mayor y real,
y pies quebrados y chicos,
y todo nuestro caudal.
Y en lugar destas maneras
de vocablos ya sabidos
en nuestras trovas caseras,
cantan otras forasteras,
nuevas a nuestros oídos:
sonetos de grande estima,
madrigales y canciones
de diferentes renglones,
de octava y tercera rima
y otras nuevas invenciones.
Desprecian cualquiera cosa
de coplas compuestas antes,
por baxa de ley, y astrosa
usan ya de cierta prosa
medida sin consonantes.
A muchos de los que fueron
elegantes y discretos
tienen por simples pobretos,
por solo que no cayeron
en la cuenta a los sonetos.


Escribía José María Gabriel y Galán (1870-1905):

¿Qué le vale la musa soñadora
que le inspira sutiles creaciones?
¿Qué le vale la cítara sonora,
si sus vagas románticas canciones
son errabundas melodías muertas
cuyo ritmo ideal, desvanecido,
no llega enamorado ante la puertas
de amante corazón y amante oído?
¡Qué artificio tan ruin le parecían
sus doradas cantatas amorosas,
muertas flores pomposas
con senos de papel que no tenían
polen fecundador ni olor de rosas!
¡Qué falsas vio pasar, qué mentirosas,
sus legiones de vírgenes sutiles,
sus engendros de gasas y vapores,
dislocadas bellezas femeniles
que brindaban estériles amores!
¡Cuán pobre poesía,
cuán helada, cuán pálida y vacía
aquella que brotaba
del cerebro genial que la creaba

y en estrofas de mármol la vertía!

Tal para cual: estamos muy bien como estamos, nunca estaremos mejor y que nadie se mueva, aydelós, o aydel.

Boscán

Cansado de periódicos, telediarios, estatutos, huracanes, obushes y otras acebesías o abecesías, que de ambas formas puede y debe decirse, vengo a caer en una antología de poesía lírica del siglo de oro sobre el soneto LXI de Boscán cuyos dos últimos versos se me quedan un tiempo en el oído y la memoria exigiendo un mutatis mutandis XXI: «Y es justo en la mentira ser dichoso / quien siempre en la verdad fue desdichado».

22.9.05

Aydelós

Ay de los que se encomiendan al juicio de la historia, porque arrastran la conciencia torcida de sus culpas o cultivan un complejo ridículo de magnos y alejandros.

19.9.05

Aparcando

Con coche y sin cochera compruebo diariamente
que toda puerta ancha es vado permanente.

18.9.05

Estribillo

Spain is formideibol
and it will always be.

16.9.05

Alien

«Largo se le hace el día a quien no ama», escribió un poeta con dones de ebriedad, «y él lo sabe», pero el curso es más largo, es más bachillerato y es más ESO, bien lo sabéis, ahora tan sólo empieza.

13.9.05

Champions

¡Qué tripli-
cación
en el Madrid-
Lyón!

Supernexos

«Pregúntale a tu hermano», dijo el profesor de retórica a un alumno, «cómo ha podido sacar tan buena nota en el comentario de texto [de selectividad]». El alumno volvió con la respuesta al día siguiente: «Dice que poniendo muchas palabras de esas que usa usted que no significan nada: en efecto, así pues, de hecho, en este sentido».

Bushcad

12.9.05

Secuelas

Hace demasiados años, viviendo en un piso de estudiantes, cayó en mis manos una revista femenina (Telva, o así) que hojeé con escepticismo. Casualmente, caí sobre el principio de un relato de autor para mí desconocido y cuyo primer párrafo me produjo un raro efecto. He leído desde entonces decenas de veces ese comienzo:

Quisiera no haber visto del hombre, la primera vez que entró en el almacén, nada más que las manos; lentas, intimidadas y torpes, moviéndose sin fe, largas y todavía sin tostar, disculpándoe por su actuación desinteresada. Hizo algunas preguntas y tomó una botella de cerveza, de pie en el extremo más sombrío del mostrador, vuelta la cara —sobre un fondo de alpargatas, el almanaque, embutidos blanqueados por los años— hacia fuera, hacie el sol del atardecer y la altura violeta de la sierra, mientras esperaba el ómnibus que lo llevaría a los portones del hotel viejo.
Quisiera no haberle visto más que las manos, me hubiera bastado verlas cuando le di el cambio de los cien pesos y los dedos apretaron los billetes, trataron de acomodarlos y, enseguida, resolviéndose, hicieron una pelota achatada y la escondieron con pudor en un bosillo del saco; me hubieran bastado aquellos movimientos sobre la madera llena de tajos rellenados con grasa y mugre para saber que no iba a curarse, que no conocía nada de donde sacar voluntad para curarse.

Durante un par de años busqué el libro (novela, relato o lo que fuere) sin éxito alguno. Encontré finalmente a alguien que conocía a alguien que me lo prestó. Lo leí con entrega, con juvenil y faulkneriana fascinación. Lo devolví, porque suelo devolver los libros, pero fui comprando después, con el tiempo, distintas ediciones: para prevenir. O para regalar. Todavía tengo un par de ellas.

11.9.05

Inlectores

Puesto que la vida es una combinación de esfuerzo y de placer o, según se prefiera cara o cruz, de pereza y de dolor, es comprensible que cada cual procure conseguir alguna forma de equilibrio entre estos polos. Beatus ille qui encuentra placer en el esfuerzo, mas rara avis. Lo placentero es la pereza. Así pues, «no leer» por pereza es humano, es natural. Pero quien no lee por pereza no presume: lo confiesa tal vez, se disculpa, no tiene tiempo, etcétera. Por el contrario, el arrogante «yo no he leído un libro en mi vida» de ciertos personajes populares es una presunción cultural, una perversión propia de the western way of life, ufana soberanía del lujo material y dócil proscripción del lujo intelectual: «Ved, pobres infelices, con qué poco esfuerzo he conseguido tan gran placer». Adviértase, en este sentido, que nadie presume de no saber o de no tener cultura. Sin embargo, hay ignorantes y hay incultos. También hay escritos legibles e ilegibles. No hay, en cambio, ni puede haber «inlectores»*.

Este apunte admite desarrollo. Pero me puede la pereza.

10.9.05

Ex

Decididamente, Aznar es un patriota in voce, in itinere, in crescendo, in extremis e in fraganti.

7.9.05

Septem

Sépase que, bien porque es el séptimo día de septiembre (que es fecha con paronomasia: septem and septem), bien porque este siete de septiembre se celebran los actos institucionales de la comunidad extremeña, bien porque los caminos del señor (que era un adicto al siete) son inescrutables y septentrionales, sépase, digo, que Canal + emite hoy «El séptimo día», de Carlos Saura, y que el homo zapping irá saltando irremisiblemente, con la fatalidad del azar o de la oca, de la medallas de Mérida a la crónica negra de Puerto Hurraco y viceversa.

—dura

Por más vueltas que le doy, no acabo de entender, señor presidente, que el sufijo «-dura» (del latín «-tūra»), que, según la tercera acepción del DRAE, designa un conjunto (verbigratia: arboladura), sea el que aparece en «Extremadura», porque aprecio irresoluble contradicción en los términos de la expresión «conjunto de extremos», salvo que venga a tener razón (Dios no lo quiera) la gracia gruesa de Muñoz Seca cuando dice que «Los extremeños se tocan».

Mataiotas

Si, en efecto, todo es vanidad, como asegura el Eclesiastés, los matices van a resultar secundarios y los antónimos pueden acumularse sobre tanta mataiotas et tanta magna uanitas. Caben, pues, vanidades éditas e inéditas, analógicas y digitales, rentables y gratuitas, prescindibles y necesarias, fugaces y adictivas, de baja intensidad y letales, etcétera y etcétera. Salud.

6.9.05

Un autre

Aquí constato
Cómo el sol es apenas
Post de la lluvia.

Haiku

Agrio septiembre:
todas las noches gruñe
la balalaica.

4.9.05

Predic(c)ión

Tal vez la Editora Regional de Extremadura debería rescatar en un solo, unitario, cuidado, discreto y ejemplar volumen textos como «La introducción del darwinismo en la Extremadura decimonónica», «Tres filósofos en el cajón», «España sin sus colonias», «Juan Álvarez Guerra, ciencia y conciencia agronómica», etcétera: una suma de escritos amenos y valiosos. Yo sería lector (relector) agradecido.

3.9.05

Otro «como»

Como es locución que me disgusta, recurrente muletilla en la que «como» ha perdido toda noción causal para vencerse hacia un incomprensible modo, he tecleado en google, entre comillas, como manda la ayuda: «como no podía ser de otra manera», por curiosidad estadística: 38.700. Aproximadamente. ¿Cómo podía ser de otra manera?