7.5.05

Literatura comparada

1. Canciller Ayala

Sufro, Señor, tristura e penas cada día,
pero, Señor, no sufro tanto como debía;
mas rescelo he, Señor, que por flaqueza mía
non lo pueda sofrir; por eso entendí
pedir a ti, Señor, si tu merced sería
que non fuese la pena más luenga que sofrí.

2. Antonio Machado

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.

(Glosa) Usos del vocativo: de la sumisión cristiana a la resignación rebelde y melancólica. Sin embargo, tal vez el «Señor» del Canciller sea religioso, mientras que el de Machado es solamente retórico. Por lo demás, religión y retórica, tal para cual en pos de la eficacia, van de oca a oca.