11.11.05

Verbalia

Ortega, cuando contempló como espectador (1910) la novela de Baroja, esbozó una curiosa (y tal vez certera) «teoría del improperio» como peculiaridad barojiana singular. No hay hoy Ortega que pueda acometer tarea equivalente. Yo vengo, humildemente, tomando notas en dos direcciones: de un lado, la furia anónima e inagotable de los nick y, de otro, muy especialmente, la también inagotable, espiral, reiterativa y viciosa adjetivación rajoyana. No doy abasto.