Dominical
Agrupo en dos categorías a los personajes que encuentro por la calle en mañanas soleadas de domingo: litúrgicos y atléticos. Los primeros visten indumentaria de fiesta de guardar y día del Señor (existe un verbo «endomingar»); los segundos son chandalianos. Ambos velan por su salud, los feligreses por la del alma y los sudadores (yóguines, fútines, pádeles, tréquines) por la del cuerpo. Se reparten el cultivo del espíritu y el músculo, el mérito celestial y la prevención coronaria. El domingo es el gran día sanitario. A mediodía un aperitivo. Todo está bien, todo está mal: el país, el mundo y la razón; no hay mejor abecé para la caña con vermú. Y por la tarde, carrusel. Confirmado, completamente confirmado. Gol de Maniche.
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