22.4.08

διά γλώσσαν

Para Álvaro Valverde, que destapó hace años
la caja de los truenos en el Extremadura

Dos viejas notas a propósito de la autoridad lingüística que la (así llamada) Güiquipeya atribuye al venerable Gabriel y Galán.

1. Los recursos dialectales [de GG], en verdad mínimos, pueden reducirse a unos pocos, entre los que cabe mencionar los siguientes: tendencia a cerrar las vocales finales: genti, benditu; aspiración de h- (incluso inexistente) y de f- iniciales: jondu, jechar, jabrir, juerza; pérdida de consonantes intervocálicas, sobre todo -d- : delicaeza, miaja, pa; reducción de grupos consonánticos: tamién, mereza, ensinia, ginasia, istanti, estrución; sustitución de determinadas consonantes en posición implosiva: comel, velgüenza, jues, crus, gaspacho; velarizaciones: güeno, golvel, golel; inclusión de yod: jolgacián, quiciás, alabancia, urnia; creación y reducción de diptongos: priesa, cuasi, pus, pos (pues); pérdida de d- inicial o -d final: esconfío, esnúo, usté, ciudá; incorporación de d- inicial: dil (ir); plurales vulgares: cafesis, yanquisis; alternancia vocálica: dispués, menistro, nenguno; vocales protéticas y trueques vocálicos: arrempujonis, ajuyó, ataponar, entavía, enjamás, altoncis, enfelices, escureza, enfluencias; perfectos fuertes y otras irregularidades verbales: vinon, dijon, estuvon, quison, haiga, habiera, quedrás, trujiera; abundancia del sufijo -ino; arcaísmos léxicos; etcétera.»

2. «El dialecto ha sido sacrificado a la rusticidad», según Zamora Vicente. También a la métrica, añado. Sólo así se explican las numerosas vacilaciones existentes [en la poesía de GG], las cuantiosas variantes, apreciables, incluso, dentro de un mismo poema, como puede verse en la alternancia de la preposición «de/e» en estos versos de «El embargo»: «Embargal esi sacho de pico, / y esas jocis clavás en el techo, / y esa segureja / y esi cacho e liendro [...] ¡Pero a vel, señol jues: cuidiaito / si alguno de ésos / es osao de tocali a esa cama / ondi ella s'ha muerto…» (y tanto da consultar la edición de 1902, la edición Baldomero de 1905 y sus secuelas seculares, la edición Acevedo de 2005 o la que ni siquiera voy a mencionar).