24.3.07

Cortázar

Como lector, he alternado euforias, alejamientos e intermitencias con respecto a Julio Cortázar. No olvidaré jamás cuándo y dónde leí «Rayuela», ni las circunstancias que rodearon al «Libro de Manuel». Además de algunos cuentos universales, valoro especialmente «El perseguidor». Le corresponde, en suma, a Julio Cortázar una aureola singular de escritor eternamente adolescente, arquetipo de cierta mitología literaria inmaterial. De ahí que sea especialmente triste y enojoso oír su voz -¿su voz?- en un anuncio televisivo desgranando con sus erres frases sueltas del «Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj», my friend.