Nocilla
Dictis dicendis, le preguntan a Agustín Fernández Mallo en el coloquio sobre sus preferencias merenderas de antaño: nesquik o colacao. Jocoso en apariencia, dice, el dilema tiene sentido. Tendría que preferir el nesquik, «el concepto», dice, pero le gustaba más el colacao, «el sabor». ¿Se considera un escritor pop?, nueva pregunta. No, responde, tal vez afterpop. Aclara «pop» y «afterpop» con el contraste que estableció Eloy Fernández Porta entre dos textos dispares, uno de Javier Marías, pop en rigor, por utilizar códigos asequibles al lector común, y otro de Ray Loriga, afterpop, por manejar códigos arraigados en profundas y minoritarias subculturas (rock, cómic, etc.). Era el momento de preguntar si Loriga es nesquik y Marías colacao, pero yo nunca pregunto.
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