24.3.12

Céroes

Como leí ‘Los reconocimientos’, de William Gaddis, Alfaguara, hará unos quince años, con escaso provecho, me ha dado este fin de semana por consolarme leyendo ‘¡Despidan a esos desgraciados!’, de Jack Green, Alpha Decay (‘Fire the bastards!’ el título de origen), y he aquí que en la página 150, en un interesante epígrafe sobre el común cliché de la compasión en las reseñas, me encuentro con las siguientes palabras: «pensemos en los capítulos finales de las viejas novelas, en los que el céroe y su ceroína “fueron felices y comieron perdices”», así, tal como lo escribo, «céroe» y «ceroína», y como no van marcados con cursiva, ni hay nota a pie de página, ni les pone corchetes un sic de disculpa o sobreaviso, cabe entender que son erratas ambas, por lo demás ambiguas, y hasta singulares, por ser dos, y tan proporcionadas y tan bien avenidas, sin violencia alguna de género (ni lingüística, ni estructural), de modo que me pregunto si no habrá deliberación y derivación por parte del traductor o el impresor, esto es, la voluntad de privar de todo atributo heroico a los «céroes» y «ceroínas» de las viejas novelas y, en consecuencia, como si apenas fueran aspirantes a la aspereza de espíritu, dotarles, como personajes, de un nuevo nombre en los manuales agregando sufijos a la insignificancia y a la nada, o sea, al «cero». Fire the zeroes!