21.5.05

Aquel árbol del río

En los primeros setenta nos reuníamos aspirantes a poetas en la cafetería Viena para intercambiar versos y prosas, lecturas y recomendaciones. Ideamos incluso una revista que se llamó «Viena, cinco menos cuarto» (la hora perenne que marcaba el reloj averiado de la cafetería). De todo lo que se multicopió, que no fue poco, sólo recuerdo unos versos, no sé si cuatro heptasílabos o dos alejandrinos, que dicen: «Aquel árbol del río tan lleno de follaje, / ¡qué pena!, lo cortaron ayer por inmoral». El nombre y la figura de su autor se han desvanecido por completo, pero los versos siguen ahí. Acuden cuando miro hacia La Isla.