Sport
«El deporte es vida», leo día tras días y año tras año en un desorbitado anuncio municipal que se ve desde muchas ventanas de mi centro trivial y cuatrivial de operaciones secundarias. Siempre me había obligado, como alumno reflejo de Paulov, a una mecánica inversión gramatical, síntesis, juvenalia y mercantilia: «La vida es deporte». Sujetos y predicados, atributos. Malos tiempos: menos latín, galácticos, ases, ganarrrr, ganarrrr, campeoooones, oé, oé, oé, etc. Se abre un paréntesis estival, incluso festival: «El deporte es transfusión». Amplio entretenimiento nocturno en onda media y en frecuencia modulada. Pero, más que transfusión, el desporte es fusión, es comunión, es religión, es indeleble sacramento y es parasacramento. Hay y habrá lucientes diamantes en el cielo para todos and forever.
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