Pascuas
Como no voy a ir de cotillón ni de bailes ni de fiestas, que no estoy para saltos, trotes, cucuruchos ni matasuegras, he comprado un par de libros con propósito de lectura navideña y criterio en equilibrio: ‘La puta de Babilonia’, de Fernando Vallejo (Seix-Barral) -«La católica, la apostólica, la romana, la jesuítica, la dominica, la Impune bimilenaria tiene cuentas pendientes conmigo desde mi infancia y aquí se las voy a cobrar» (reclamo políticamente correcto que la editorial extrae del primer párrafo, mucho más crudo: «La puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la simoniaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala...», etcétera)-, y ‘Spe salvi’, la II encíclica de Benedicto XVI (San Pablo) -«‘Spe salvi facti sumus’, en la esperanza fuimos salvados, dice san Pablo a los Romanos y también a nosotros»-. No hace falta decir que el primero es el autor de ‘La virgen de los sicarios’, o de ‘Logoi. Una gramática del lenguaje literario’, o de ‘La tautología darwinista’, y que el segundo es el Papa, Sumo Pontífice y amplia gama de atributos vaticanos: dos seres enfurecidos, a fin de cuentas. Antes de empezar a leer, a la vista del precio, 19,50 € el primero y 2,40 € el segundo, alcanzo a pensar que la fe es más barata que la blasfemia o que, en viceversa, cuesta más la blasfemia que la santa creencia, aunque no sé si será por otra inversión del capital, es a saber, que los beneficios, por activa o por pasiva, o los impuestos, directos o indirectos, en € o en $, en cruz o en raya, sean inversamente proporcionales. Habrá que seguir.
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