1.6.11

Culpa

La madeja de la culpa devana hilos tan complejos, teje lienzos tan dispares, que parece imposible desentrañar la intrincada maraña de sus sutilezas. En ocasiones, por ejemplo, es la condena y no el delito quien convierte al acusado en culpable. Ciertas personas, a veces, «siguen siendo culpables no sólo más allá de la absolución, sino incluso más allá de la misma inocencia». En contrapartida, por tanto, no es de extrañar que, en otras ocasiones, la negación del perdón pueda convertirse en una legitimación de la ofensa previa.