30.12.06

Antes de leer

El 24 de diciembre de 1998 por la tarde se me ocurrió escribir una especie de cuento de navidad, más exactamente, dada la idea nacionalista o autonómica del asunto, un «Cuento (extremeño) de navidad». Mi idea primera, una vez escrito, fue publicarlo en la tribuna de un periódico regional el día 31 de diciembre, como broma, como parodia, como reivindicación o como simple capricho de san Silvestre, pues pensaba que contenía suficiente ambigüedad para entenderlo o interpretarlo a conveniencia. No tuve suerte, sin embargo, y el cuento no se publicó el día de fin de año. Esperé que se publicara en los primeros días de enero, pero fue en vano: no hubo lugar. Al fin supe que no había superado la censura interna del rotativo hodierno y cotidiano. Me limité, pues, a enviarlo como postal de felicitación tardía a diversos amigos en papel primorosamente impreso con una láser doméstica. Tiempo después, algo abreviado (por razonables simplificaciones léxicas), se publicó en un libro de texto norteamericano para estudiantes de español: Victoria García Serrano, Annette Grant Cash y Cristina de la Torre, «A que sí», 3rd Edition, Thomson & Heinle, Boston, 2005 (pág. 261-263). Hoy, cuando ya tenía yo olvidado tan antiguo lance, me llegan noticias de cómo responden algunos alumnos (norteamericanos) a las actividades de lectura, comprensión y opinión que se les proponen, ingenuidades escolares del tipo «Extremadura es un país imaginario» o «Extremadura es la única zona de España en que se habla inglés» (que no sé yo qué cosa sería más deseable en el caso de que alguna no sea cierta), y comoquiera que no deja de tener cierta azarosa gracia todo ello, me voy a permitir cumplir, con ocho años de retraso, por distinto procedimiento, con intención entre arqueológica y festiva, sin alterar una coma y como particular homenaje a quien se va, la remota idea primera: colgaré, pues, en el blog el dichoso cuentecillo (extremeño) de navidad un 31 de diciembre.