2.2.07

Urbanidad

En las tertulias radiofónicas matinales o nocturnales, uno de los males de este tiempo audiovisual e hiperopinante, es frecuente oír decir, más o menos (las variantes del sentido son numerosas): «Yo no te he interrumpido mientras hablabas; no me interrumpas tú a mí ahora» (¡triste mundo éste de tanto aydelós: aquí, los pronombres personales del ombligo!). Es un doble síntoma: de impotencia y de mala educación. Por escasez de inteligencia lo primero y, lo segundo, porque la educación no es moneda de cambio y, si se pretende convertirla en tal, se degrada y devalúa.