30.6.07

Iglesia / Estado

«Los miembros del Gobierno, los Grandes de España, los aristócratas y todos los invitados que se hallaban en las tribunas, con sus resplandecientes esposas, asintieron con la cabeza silenciosamente, mientras oían al Rey de España [Alfonso XIII] consagrar su pueblo a la Iglesia y a la Monarquía. // El monarca levantó el brazo para descorrer el velo que cubría el monumento. Hubo un segundo de emoción entre los presentes; algún palaciego se adelantó para asegurarse de que Su Majestad había tirado del cordón con acierto y, al descorrerse el velo, quedaron al descubierto la imagen [del Sagrado Corazón de Jesús], con todas las figuras que la rodeaban, y, debajo, grabadas las palabras REINARÉ EN ESPAÑA; pero la emoción del momento anterior se trocó en indignación, el Rey palideció y un murmullo subió de las tribunas, que empezaron a vaciarse precipitadamente, mientras que de la gente estacionada en las cercanías, observadores curiosos de la ceremonia, se oyó salir alguna que otra carcajada, algún que otro comentario humorístico, porque debajo de las palabras REINARÉ EN ESPAÑA, en caracteres peor labrados, pero tan claros como los anteriores, se leía QUE TE CREES TÚ ESO.» (Constancia de la Mora, ‘Doble esplendor’, Gadir, Madrid, 2004, pág. 37)