Disidencia
De vuelta de cierto ajetreo postestival, me encuentro de pronto preguntándome esta noche de qué verbo procede el sustantivo «disidencia», que no es otro, por muy raro que suene, que el verbo «disidir» (del latín «dissidĕre»), separarse de una doctrina, creencia o partido, según María Moliner, y nada tiene que ver mi preguntarme con la perezosa entrada anterior o con las secuelas de su neopatología, sino con que el día 3 de septiembre se desactivó la disidencia, una desactivación, me digo, al cabo de darle vueltas durante un tiempo, que tal vez no sea sino un verdadero, clarividente y estimulante modo de activarla de nuevo.
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