20.11.10

Tropo (ma non)

«Unas máquinas de escribir imitan el ruido de las ametralladoras de una forma inconveniente y ridícula», se lee en la página 315 de ‘El miedo’, de Gabriel Chevalier (Acantilado). «La ametralladora es la máquina de escribir de la muerte», dice una greguería de Gómez de la Serna. Llevo toda la mañana intentando distinguir. GdelaS, chulapo y greguesco él, tan greguizante, se aplica sólo al ingenio de sus piruetas verbales, tracerías desde el trapecio, relámpagos y artificio. Chevalier, en cambio, pretende mostrar el horror y la estupidez de la guerra y, sin embargo, cede a la tentación metafórica con el solo atenuante de la «forma inconveniente y ridícula» de la imitación. ¿Será inconveniente por la memoria que evoca? ¿Será ridícula por su inocuidad? «Te equivocas, Chevalier», concluyo, sin tiempo apenas para arrepentirme del coloquialismo apelativo.