© Baroja
«Ya para mí es igual la calle animada de la gran ciudad que el sendero del monte. Ni de la una ni del otro espero nada. Soy un hombre de pocas necesidades. El invierno, tener un sillón viejo, mirar un fuego que arde; el verano, contemplar algo verde desde la ventana, me basta y me sobra» (Pío Baroja, «Desde la última vuelta del camino», I).
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