6.6.05

ACP

1. Versos clásicos, prosas breves, miniaturas métricas, juegos fónicos y tenues fantasías retóricas dan forma física a la poesía de Ángel Campos Pámpano, una obra lenta y madura (los libros mayores, «La ciudad blanca», «Siquiera este refugio», «La voz en espiral», trazando acaso voluntarias simetrías, requieren periodos de composición de cinco años), de justas proporciones, cargada de claridad vocálica y de afinidades objetivas, que se percibe como síntesis de motivos elementales y como expresión visual del lenguaje. La naturaleza y las palabras, de una parte, y el sujeto que contempla y habla (que, sólo a veces, desde el refugio secreto, se vence al sentimiento y a la melancolía), de otra, son los polos en torno a los que gira la voz en espiral, blanca e ilesa. La ciudad, la casa, el río, los árboles (la encina, la higuera y el olivo), el aleteo de un pájaro, una nube o la tarde se suceden como signos primordiales de una sintaxis superior, la articulación real del mundo y la existencia. A veces hay un cuerpo, hay nombres propios, brota la sombra del dolor o la memoria de la herida. El silencio y el canto tejen, como antítesis concordantes, la negación contraria e imponen su cualidad primaria original, trama y urdimbre del texto sucesivo. La luz y el agua adquieren carácter de sustancia poética y, desde su cimiento, las palabras, abiertas, usurpan a los objetos sus propiedades minerales para combinar firmeza y solidez, levedad y transparencia. Así, cada poema, en la exactitud lingüística del límite, esculpe su perfección de piedra y de cristal, segura voluntad de estancia y permanencia, perdurable materia del olvido.

2. Cima y culmen de todo lo anterior, «La semilla en la nieve» (2004) obtiene hoy el Premio Extremadura a la Creación. Copio un poema:


TU NOMBRE

este desorden busca otro lugar
donde poner tu voz
la pausa de los días
la casa que fue tuya
todo este miedo

ahora la forma esquiva de una nube
va perfilando
tu nombre o el reflejo de tu nombre

y lo digo en voz alta
y me lo digo
hacia adentro
balbuceando casi
y lo he de repetir aún
después de que el viento lo deshaga

no podré con su ausencia
··········································· con el hueco
que han dejado en mí
fugaces sus dos sílabas

nadie responderá si llamo

habrá sólo un vacío
como hierba que brota dondequiera

imantada mudez
······························ eje inmóvil
que me hace huérfano
taladas las raíces para siempre