Amoniaco
Cuando un mero azar me llevó anteayer del amianto al amoniaco, que enseguida vi y enrevesé como «ocainoma», a un sufijo, pues, de «ocainóma/no» y a un casi prefijo de «c/ocainóma/no», no tuve más remedio que completar tan sugestivo trayecto de ida y vuelta con un ocurrente, sencillo y obligado «Son amoniaco-cocainómanos» (diagnosis, titulé), pero todo mi entusiasmo se desvaneció como una disolución acuosa de un gas de agua, hidrógeno y nitrógeno cuando, como hago siempre, consulté en google y allí encontré un enlace (bien es verdad que sólo uno, mas en este juego la unidad es el todo) a otro «son amoniaco-cocainómanos» (así, incluso con el guioncito que neutraliza la oposición singular/plural) previo, anterior y, para mi desconsuelo, ajeno. ¡Tristes, desventurados mediterráneos de estío!