28.3.08

Experiencia del límite


1

El paraíso oculta en su ofrenda vegetal
hondas renuncias: no amar, no ser amado,
invadir con serena fortaleza
la soledad más sola,
la presencia concreta del silencio.


2

Memoria frágil de la incertidumbre,
caligrafía de luz.
Ahora leves fragmentos amarillos,
suplicio de las llamas,
viento herido, ceniza fugitiva.


3

Delirios verticales de la luz,
fulgor fugaz fingiendo la mañana,
el mediodía,
raíz de urgencia que desciende
hacia los precipicios de la noche.


4

Hoy los despojos de la tristeza en torno esparzo.


5

El rumor del crepúsculo es entonces
(hablamos de noviembre)
un naufragio de nubes,
un ejercicio de desolación,
geografía en que arde
el espeso verdor de la avenida.


[Rec. Uno de los 44 cubos de la 'Pirámide' que ideó Antonio Gómez en 1990.]

27.3.08

Sí, señor

«Interesante, si señor», se lee en el comentario a una entrada del blog de Jesús García Calderón, lo que, en términos estrictamente prosódicos, significa que, para que la entrada sea en verdad en verdad interesante, precisa, requiere y necesita, a juicio del comendador, una hidalga condición: el señorío de quien la escribe, su autenticidad nobiliaria. Cuestiones de pragmática (no sé si conceptista o culterana, tanto monta).

23.3.08

Ferroviaria

1. «Los espectadores se quedan estupefactos cuando pasa el tren».

2. «El AVE vale».

21.3.08

Sintagmagorías

Me aficioné a Flann O’Brien con ‘El tercer policía’, seguí con ‘Crónica de Dalkey’ y recaigo ahora en ‘La boca pobre’ (las tres en Nórdica), una novela de humor disparatado, de la estirpe de Sterne, que bien puede resumirse en cuatro palabras: gaélico, cerdos, patatas, lluvia. No he podido, sin embargo, dejar de subrayar frases de sabor senabre como «es beneficioso y útil que pueda llegar a los que vengan detrás nuestro alguna información» (pág 31), «un tipo como yo delante suyo corrompiendo la vía pública» (pág 67) o «delante mío un arroyo de whiskey salía de la piedra y fluía sin que nadie lo bebiera ni comprara» (pág 136), aunque, por más que la autocorrección de word se empeñe en que de cada ‘delante mío’ fluya sin comerlo ni beberlo un terco y ortodoxo ‘delante de mí’, no pueda decir frente a tales construcciones lo que dice el narrador de ‘La boca pobre’ ante el despilfarro de agua de vida (‘uisce beatha’, en gaélico) en la misma página 136: «Tan intenso fue mi asombro que me dio dolor de cabeza», porque le tengo más antigua afición a Diderot, en cuyo ‘El sobrino de Rameau’ (Belacqva, Verticales de bolsillo) leo «hacen de mí, conmigo, delante mío, cuanto les viene en gana, sin que me enfade» (pág 28) y «en cuanto tengo un luis, caso poco frecuente, me planto delante suyo» (pág 103), y, si bien el traductor de O’Brien es Antonio Rivero Taravillo, de quien poco sé (fuega con nieve), el de Diderot es Félix de Azúa, que, como no da puntada sin hilo y opta al sillón B de la real academia de la lengua junto a otro candidato (no sé si delante suyo, detrás suyo o a la par suya), supongo que tendrá alguna razón estética o gramatical de peso para reincidir en tan turbia combinación de parejas de hecho: posesivos con adverbios.

20.3.08

Sic hiemis

Clausurado el invierno y su liviana certidumbre —«Cum dies hibernorum complures transissent frumentumque eo comportari iussisset, subito per exploratores certior factus est ex ea parte vici, quam Gallis concesserat, omnes noctu discessisse montesque qui impenderent a maxima multitudine Sedunorum et Veragrorum teneri» (‘De bello gallico’, III, 2)—, se vuelve, pues, con el equinoccio y plenilunio en sazón, a las andadas y a la andanza: «Tellus flore vario vestitur ♪ et veris presentia sentitur, ♪ philomena dulciter modulans auditur; ♪ sic hiemis sevitia finitur».