Paragüería
También a mí me vienen a la memoria los versos de Juan Bonilla —«vivo a las afueras de New York / (para ser más exactos en Sevilla)»—, porque en cierta ocasión, hace años, para cumplir con los preceptos del turismo y del imperio, yo estuve en Nueva York. Una tarde, haciendo cola para entrar en un museo, comenzó a diluviar y, para no malversar el tiempo indefinido que habíamos invertido ya en la espera, compramos un paraguas portátil que me ha protegido después de muchos aguaceros nacionales. Hasta el sábado, que llovió en Madrid. Al intentar cerrarlo en la puerta del Vips de la Gran Vía saltó un muelle, se estropeó el mecanismo y acabose. Me dio pena, le tenía apego: por eso el planto. De la Quinta Avenida a la Gran Vía, me dije, un insigne periplo. Abierto quedó, pues, y roto, junto a una papelera (con permiso del vigilante de seguridad) a la entrada del Vips, un final acorde, según creo, con su origen, tan megalopolitano.