27.5.10

Usuario

Juego como usuario a corazones y cada temporada doy distintos nombres a mis rivales, que, como son tres, suelo agrupar en tríos. Ahora lucho clic a clic contra Sócrates, Platón y Aristóteles (otras veces me he enfrentado a Esquilo, Sófocles y Eurípides, a Horacio, Virgilio y Ovidio, a Ditalco, Audax y Minura, a don Quijote, don Juan y la Celestina, a Sancho, el cura y el barbero, etcétera) y tengo comprobada hasta el hartazgo la competencia lógica de cada uno en el juego de naipes: Sócrates es el más inocente, Platón el más astuto y Aristóteles el más irregular. Suelo mantener un promedio de victorias en torno al cincuenta por ciento, más menos dos, podría decir, según las rachas. Esta tarde, sin embargo, estoy completamente hundido: en cinco juegos seguidos, a las primeras de cambio, me ha endosado Platón los 13 estrepitosos puntos de la insobornable reina de picas. Ante tan persistente ensañamiento y tan obstinada virulencia, he decidido, pues, desterrar a Platón de la república virtual de microsoft (allá él con sus ideas en Siracusa) y sustituirlo por Balmes, o alguno así. Echaré de menos a Sócrates e incluso a Aristóteles, que serán necesariamente rebajados a niveles decimonónicos, Menéndez y Pelayo, por ejemplo, o viceversa. Tengo que pensarlo.

25.5.10

Bolaño

«Nublé el boom».

23.5.10

Provebrio

Las penas con pan son menos
y con vino son amenos.

10.5.10

Espinela

Como diz la lideresa,
sardonia risa ex abrupta,
que, si hay enjundia corrupta,
sea convicta o sea confesa,
será inherencia do ut des, a
escena va el lidereso
y, tentempié o tentetieso
con formato DNI,
«To be», clama, «or not to be:
¿quién se ha llevado mi queso?»

2.5.10

Je est un autre

En dos ocasiones he asistido a «eventos» en los jardines del Museo Pedrilla, la primera el 05/09/2003 y la segunda el viernes pasado, 30/04/2010, en ambas crucé palabras protocolarias con la primera autoridad gubernativa del municipio cacereño y en ambas se produjo una curiosa simetría onomástica: la primera autoridad gubernativa del municipio cacereño de 2003 me llamó Gerardo y la primera autoridad gubernativa del municipio cacereño de 2010 me ha llamado Eugenio, de donde infiero que no sólo no me alcanzan, pues, aún, los versos de JRJ: «Hoy te he mirado lentamente / y te has ido elevando hasta tu nombre», sino que me queda todavía largo trecho y en la próxima ocasión, un día lontano, la primera autoridad gubernativa del municipio cacereño de 2017 recibirá el soplo del niño dios con alas, ojos vendados, arco y aljaba, para llamarme Ricardo. Que así sea. (Se indagará.)