21.6.08

Un fidalgo tuerce el mostacho

«Un fidalgo tuerce el mostacho» fue el título que se me iba ocurriendo a bote pronto de pelota triste y eurocaprichosa según discurría el partido entre Alemania y Portugal, ese destino fatal, esa teutona vesania, que al jugar con Alemania quien pierda sea Portugal, etcétera, versificaba yo in mente, pero, después de ver el partido entre Croacia y Turquía, otros han de ser los mostachos que se tuerzan, otras las barbas que se remojen, otro el pelo que se te va a caer, aunque se desbarate con ello para siempre la espinela (etiqueta: «Las espinelas que no escribí»).

17.6.08

Retiro

Han pasado los años y los años,
muchos años sin duda, sin duda demasiados,
desde que yo leía triste libros tristes,
libros juanramonianos, qué haya un cadáver más
y sucede que a veces me canso de ser hombre,
bajo un árbol, en sombra, en el parque, en un banco.
Morum tempora entonces, tal vez temporum mores.
Ahí siguen, perdurables, parque, banco, árbol, sombra,
y el eco, el aire, el sol, la luz y la tristeza,
mas yo ya no soy yo, lector perecedero
-más veiván que vaivén, walking around-
en la hondura moral del tiempo que no vuelve.