Un fidalgo tuerce el mostacho
«Un fidalgo tuerce el mostacho» fue el título que se me iba ocurriendo a bote pronto de pelota triste y eurocaprichosa según discurría el partido entre Alemania y Portugal, ese destino fatal, esa teutona vesania, que al jugar con Alemania quien pierda sea Portugal, etcétera, versificaba yo in mente, pero, después de ver el partido entre Croacia y Turquía, otros han de ser los mostachos que se tuerzan, otras las barbas que se remojen, otro el pelo que se te va a caer, aunque se desbarate con ello para siempre la espinela (etiqueta: «Las espinelas que no escribí»).