29.4.08

Coeficiente

En una entrevista en RNE-3, una señora, niña que fue superdotada, con un coeficiente intelectual dizque superior a 200, asegura que tiene 26 carreras, lo que prueba, demuestra y evidencia que tal vez sea muy cociente y coeficiente, pero que no es inteligente, toda vez que a nadie con un cierto nivel real de inteligencia, más aún, que sepa en qué consiste en verdad la inteligencia, que no es desde luego una habilidad neuronal cuantitativa, se le ocurre estudiar 26 ni 20 ni 15 ni 10 ni 5 carreras (véase que voy rebajando como vendedor de mercadillo). He escarbado en su bibliografía: tiene un libro sobre el arte de resolver sudokus.

23.4.08

Baciyelmo

«¿La sombra de la catedral?», acaba de preguntar una señora en la librería El Quijote (Plasencia, Cáceres, Extremadura, Spain). «No», responde desde las alturas el ingenioso hidalgo de lanza en astillero y adarga antigua con pronta razón para la sinrazón: «El viento del mar».

22.4.08

διά γλώσσαν

Para Álvaro Valverde, que destapó hace años
la caja de los truenos en el Extremadura

Dos viejas notas a propósito de la autoridad lingüística que la (así llamada) Güiquipeya atribuye al venerable Gabriel y Galán.

1. Los recursos dialectales [de GG], en verdad mínimos, pueden reducirse a unos pocos, entre los que cabe mencionar los siguientes: tendencia a cerrar las vocales finales: genti, benditu; aspiración de h- (incluso inexistente) y de f- iniciales: jondu, jechar, jabrir, juerza; pérdida de consonantes intervocálicas, sobre todo -d- : delicaeza, miaja, pa; reducción de grupos consonánticos: tamién, mereza, ensinia, ginasia, istanti, estrución; sustitución de determinadas consonantes en posición implosiva: comel, velgüenza, jues, crus, gaspacho; velarizaciones: güeno, golvel, golel; inclusión de yod: jolgacián, quiciás, alabancia, urnia; creación y reducción de diptongos: priesa, cuasi, pus, pos (pues); pérdida de d- inicial o -d final: esconfío, esnúo, usté, ciudá; incorporación de d- inicial: dil (ir); plurales vulgares: cafesis, yanquisis; alternancia vocálica: dispués, menistro, nenguno; vocales protéticas y trueques vocálicos: arrempujonis, ajuyó, ataponar, entavía, enjamás, altoncis, enfelices, escureza, enfluencias; perfectos fuertes y otras irregularidades verbales: vinon, dijon, estuvon, quison, haiga, habiera, quedrás, trujiera; abundancia del sufijo -ino; arcaísmos léxicos; etcétera.»

2. «El dialecto ha sido sacrificado a la rusticidad», según Zamora Vicente. También a la métrica, añado. Sólo así se explican las numerosas vacilaciones existentes [en la poesía de GG], las cuantiosas variantes, apreciables, incluso, dentro de un mismo poema, como puede verse en la alternancia de la preposición «de/e» en estos versos de «El embargo»: «Embargal esi sacho de pico, / y esas jocis clavás en el techo, / y esa segureja / y esi cacho e liendro [...] ¡Pero a vel, señol jues: cuidiaito / si alguno de ésos / es osao de tocali a esa cama / ondi ella s'ha muerto…» (y tanto da consultar la edición de 1902, la edición Baldomero de 1905 y sus secuelas seculares, la edición Acevedo de 2005 o la que ni siquiera voy a mencionar).

20.4.08

rebájese a entremés comedia o farsa
este birlibirloque que feliz
concelebra la peña del madriz
-con hispalense o bética comparsa-
a laporta sombría de can barça

[ A la atención -con pressing- de antón, campos pámpano, landero, méndez (mayor, 18), murillo y de toda la excelsa, apasionada, uefa y universal calderonía ía ía ía]

19.4.08

Panorama desde el siete

15.4.08

Matanza, 1955

Durante bastante tiempo entendí que la fotografía era un signo visual ortodoxo, el icono de un referente material, sólido, externo. Más tarde, con el auge de las reproducciones digitales, la he reducido, por saturación, a mero significante sin significado, documentación vacía de escenarios y presencias. Sin embargo, aunque en porcentaje subjetivo y biográfico, algunas fotografías son a un tiempo signo y referente, se significan a sí mismas, no son arte, sino significado, y por eso permanecen. Aquí, por ejemplo, no se retrata la labor artesana de una matanza, ni a una familia, ni una mañana de frío y sol, ni el remoto azar de un fotógrafo ambulante en Higuera de Albalat en diciembre de 1955, ese día, a esa hora, en esa celebración de economía doméstica laboral y solidaria. No se retrata la presencia de los presentes (ni la presencia, explícita, de los ausentes), todos contra el fondo de la pared encalada y deslucida, ni el contraste de la mujer con el límite tosco de la piedra de corral, ni rústicos trajes de pana, ni la congelación unánime de las miradas en el objetivo, el ojo misterioso que contempla la instantánea, pobre irrupción velazqueña en una escena rural y costumbrista. Se retrata la fotografía, singular combinación de signo y referente. No es, pues, la fotografía de una matanza, sino su negativo semántico: la matanza es esa fotografía. Por lo demás, poco cabe decir del niño: je est un autre.

8.4.08

Rguez

Extraña paradoja, vive dios y aun satanás, que, siendo con mengua Jesús Rodríguez González, además de lectores de Pérez y García, de López y García y de Sánchez y García, alguien se empeñe en menospreciar y disolver abeceína con la mención menguada de Rodríguez, Rodríguez y Rodríguez.

3.4.08

Picasso

«Estoy hasta las narices de Picasso», dice hoy el pintor y escultor Antonio López en titulares de prensa, y «Picasso nos ha jodido a todos», decía el pintor Bonifacio (Bonifacio Alonso), igualmente en titulares, hace un año (consúltense las hemerotecas), de modo que en lo sucesivo, freudurías aparte y ante un consenso estético del que estas citas son sólo una mínima antología, conviene abstenerse de pronunciar entre artistas y pinceles el nombre del ilustre pintor de todas las etapas y todos los estilos: por si acasso.