29.10.06

Superación

«Quien quiera ser superior o aspire a ello, ay, infelice», sentenció Asdfg con mínima ironía, «sólo estará reconociendo su inferioridad, qwerido Qwert».

28.10.06

A río revuelto

«Eso [una menudencia electoral elevada al cubo] está más claro que el agua», asegura en un telediario un eminente campanyudo. Pero ¿quién puede certificar, en estos tiempos de lluvia y lodo, la claridad, la transparencia del agua? Sólo, tal vez, se pensará, esos extravagantes seres cuya inutilidad social se compensa con una catalogación superestructural: léase, poetas. Sin embargo, ya Góngora avisó: «Turbias van las aguas, madre», y, si acaso fueran claras, qué mejor tarea política que, como aquellos pescadores que envenenaban todo el cauce del río, del arroyo o la garganta para que salieran a flote, muertos, los menudos pececillos, qué mejor tarea, digo, que removerlas, envenenarlas y enturbiarlas.

23.10.06

D.A.E.

Vicent, Manuel.- Lírico mondonguero.

22.10.06

Apódosis

En cambio, para quien desdeña todo el misticismo romántico tras el que a menudo se enaltece la tarea puramente física de escribir y para quien el socorrido temor a la página en blanco no pasa de ser una hueca arrogancia retórica, no dejan de tener verdadero y riguroso interés, más allá de toda prosodia, las palabras con que Jean Améry cierra el último ensayo de sus «Años de andanzas nada magistrales» (Pretextos, 2006): «Escribir es un oficio como otro cualquiera», dice (pág. 195).

Prótasis

¿Si las primeras palabras de un artículo de opinión son «En la imparable deriva de Cataluña hacia el estercolero moral…», cabrá esperar del resto alguna sensata aportación intelectual, tendrá sentido seguir serenamente leyendo o más valdrá cerrar los ojos a tan rastrera sombra?

21.10.06

Formulación

Que distintos programas radiofónicos y páginas deportivas de distintos diarios hayan deshojado y aún sigan deshojando, hoy, sábado, a mediodía, la margarita de si el piloto alemán (o su escudería, o a quien beneficie) intentará o no intentará alguna sucia jugada contra el piloto español y que, en cambio, nadie, en esas mismas emisoras o periódicos (que yo sepa), haya deshojado la margarita contraria, sobre la posibilidad de que el piloto español (o su escudería, o a quien convenga) intente o no intente similar jugada sucia contra el piloto alemán no hace sino confirmar en qué alta estima moral nos tenemos siempre cuando hablamos en primera persona, ya sea como individuos, como forofos, como oriundos o como meramente empadronados.

18.10.06

Síndrome de Almería

Sobre «El libro negro», de Orhan Pamuk, y a propósito del Nobel, escribe Juan Goytisolo en artículo de urgencia: «El libro me entusiasmó. Le dije [a Pamuk] que si yo hubiese sido un novelista turco me habría pegado un tiro porque era el libro que yo hubiese querido escribir» (El País, 13-10-2006). Y no dejo yo de preguntarme si, bajo el entusiamso y el elogio, no se esconderá o culebreará, en el subconsciente, o en el ello, el yo y el superyó conjuntamente, una concepción competitiva, olímpica y atlética (oro, plata y bronce), de la literatura.

8.10.06

Textiles

Me pruebo en una tienda unos pantalones que me están un poco anchos, detalle de talla o de fabricante que al parecer carece de importancia. «Al lavarlos encogen», dice, tan convincente, la dependienta. Pero no me animo. Me pruebo en otra tienda otros pantalones que me quedan algo estrechos. Tampoco importa mucho aquesta estricta eventualidad. «Con el uso dan de sí», asegura, con no menos sabiduría y convicción, la experta dependienta. Conclusión: «Panta rei».

7.10.06

Smoking / No smoking

«Al llegar al muelle y pasar ante la ronda del canal del Danubio, dijo el consejero ministerial: “Aquí se impone una anécdota judía”. Roth empezó en el acto a contar una: “Dos judíos sentados en este banco, uno era fumador, el otro no. En eso, dice el que no fuma: ‘Deje usted de fumar tanto. Ya da asco. Siempre se sienta usted de manera que el viento me trae su humo’. El otro cambia de sitio y dice: ‘Soy un fumador. Los fumadores tienen que fumar’. ‘Si sigue usted fumando, no llegará a viejo’. ‘Pues aunque fumo, ya tengo setenta y cinco años’. A lo que replica el otro enfadado: ‘Pues si no hubiera fumado usted, ya tendría ochenta y cinco’» (Soma Morgenstern, «Huida y fin de Joseph Roth», Pretextos, 2000, pp. 99-100).

2.10.06

Apunte

He empezado a leer, por interés personal y por sugerencia de gente fiable, «El fuego secreto de los filósofos», de Patrick Harpur, y, andando en ello, me he tenido que poner a releer, por imperativo académico y con un punto de nostalgia (ergo libenter), las «Leyendas», de Bécquer. Conclusión: no deja de sorprenderme cómo del azar de simultanear ambas lecturas surja una eficacia tan extraña y oportuna como que los dáimones, zombis, trolls y demás Gente Pequeña de que escribe Harpur conviertan en razonable y hasta racional la romántica y tenebrosa y aterradora peripecia del miserere, el monte de las ánimas, los ojos verdes o maese Pérez, el organista. Nunca acabaremos de comprender lo que comprendemos, me digo. Rayos de luna, en fin.

1.10.06

Siete

Así como el boxeador sonado dice «soy el mejor, lo voy a machacar» antes del combate, así el jugador que tras marcar un gol se coloca arrogantes banderillas con los pulgares en la espalda.